Uncategorized

Díos los cría y ellos se juntan: La relación entre Israel y Colombia

Díos los cría y ellos se juntan: La relación entre Israel y Colombia

El genocidio de Israel en Gaza se ha convertido en uno de los eventos principales en la situación geopolitica actual. A través del último año, el estado de Israel ha usado los eventos de Octubre 7 como excusa para desatar una ola de brutalidad sin igual. El genocidio de Israel en Gaza ha matado al menos a 43.259 palestinos y herido a 101.827 desde el 7 de octubre de 2023. Como punto de referencia, se calcula que 1.139 personas murieron en Israel durante los ataques dirigidos por Hamás ese día y más de 200 fueron tomadas cautivas. Esta respuesta no es para nada proporcional. 

Ante estos eventos, hemos visto una ola de radicalización de la juventud a nível mundial. Millones de personas a tráves de todo el mundo han marchado en solidaridad con el pueblo palestino. En los países imperialistas como Inglaterra y Estados Unidos hemos visto una escalada, desde las tácticas de las marchas y las movilizaciones a las ocupaciones de las universidades que han sido reprimidas por la policía de la manera más violenta y abrumadora posible. 

Estos eventos no han pasado por encima de la cabeza de la clase obrera y la juventud colombiana. La ocupación de la Universidad Nacional durante los meses de Abril y Mayo llevó a un campamento en solidaridad con Palestina. Es claro que la juventud colombiana quiere encontrar una manera de intervenir en la cuestión. No solo esto, los elementos más avanzados también reconocen que el genocidio en Gaza está vinculado con el papel del imperialismo a nivel mundial y por consiguiente en Colombia, el fortín histórico del imperialismo estadounidense en América Latina. 

Los mercenarios israelíes y la oligarquía colombiana

Históricamente, el complejo militar industrial Israelí ha sido un auxiliar muy útil a la oligarquía colombiana. Para iniciar, durante los 80s, cuando los terratenientes se encontraban contra las cuerdas en las áreas del Magdalena Medio, el “contratista militar privado” (mercenario) Yair Klein viajó a Colombia por primera vez. Fue a través de este viaje que forjó relaciones con la comunidad Colombo-Israelí y junto a los hermanos Castaño entrenó a las Autodefensas Unidas de Colombia en los métodos y tácticas de las Fuerzas de Defensa Israelí. Según las Naciones Unidas, las autodefensas entrenadas por Klein fueron responsables del 80% de los asesinatos del conflicto armado. A día de hoy son acusados de haber asesinado a más de 94000 personas en conjunto con otros crímenes como despojo de tierras, torturas y masacres. 

Al mismo tiempo, Raifal Eitan estaba operando en Colombia de la mano de Virgilio Barco. Eitán fue contratado de manera clandestina por el ex-presidente con la meta de ponerle fin a la Unión Patriótica. El partido que surgió de los acuerdos de la paz de la Uribe representaba una amenaza directa a la oligarquía colombiana debido a que había logrado aunar a antiguos miembros de las FARC, sindicalistas y campesinos. El gobierno de Barco desató una campaña de terror que inició con el asesinato de 400 militantes de la UP después de 14 meses de su mandato y terminaría con más de 6000 victimas, de acuerdo a la CIDH. Al parecer, ni Klein ni Eitan se conocían durante sus años de operación, lo que demuestra que tan alta era la demanda de la oligarquía colombiana de aplastar las guerrillas por cualquier medio necesario. 

Para septiembre del 2020, “contratistas militares privados” de Israel estaban también “capacitando” a las Fuerzas Especiales de Colombia. La policía nacional ha usado drones israelíes y lo sigue haciendo desde la fecha de hoy. Como presidente de Colombia, Juan Manuel Santos apareció en comerciales para Global CST, una empresa de mercenarios israelí. Durante el paro nacional del 2021, la policía nacional y el ejército entrenados por las fuerzas militares israelíes se desplegaron armados con rifles y vehículos blindados Sand Cat fabricados en Israel. Estos son los mismos métodos y herramientas de represión implementados contra los palestinos desde 1948 y cuya intensificación hemos visto en el último año en Gaza y Cisjordania. 

Esto no se limita a cuestiones de armamento. Durante el paro nacional, la Dirección de Inteligencia de la Policía habría adquirido Pegasus, un software de vigilancia que puede intervenir todo tipo de comunicaciones de celular. También es importante recordar que una de las consecuencias inmediatas del paro nacional fue el arresto de 300 líderes sociales sobre la base de allanamientos ilícitos en sus domicilios. 

Pegasus

El desarrollo del escándalo de Pegasus se ha vuelto una saga que demuestra la subordinación de la oligarquía colombiana al imperialismo. La revelación inicial del presidente Petro el 4 de septiembre al respecto de la compra del software por  millones de dólares ha culminado con funcionarios del gobierno Estadounidense declarando que la compra fue hecha por los Estados Unidos sin el conocimiento de Iván Duque. Según los funcionarios Estadounidenses, este software solo se usó para “perseguir objetivos legítimos relacionados con el narcotráfico.”

También es importante notar qué tanto ha cambiado la historia a través de cada uno de sus giros. Tanto el ex-presidente Duque como la procuraduría declararon que la compra de este software por 11 millones de dólares no ocurrió antes de la revelación de parte de los funcionarios Estadounidenses. Es muy revelador cómo toda la derecha ha querido usar la confesión de parte de funcionarios estadounidenses de la compra del software para enterrar el asunto, declarando incluso una distracción. 

Vale la pena recordar que el gobierno Estadounidense no tiende a ser transparente con respecto a sus operaciones de inteligencia. Ciertamente, estas revelaciones que casualmente absuelven a la administración de Iván Duque de cualquier posibilidad de espionaje contra sus rivales políticos a lo “Watergate” deben ser tomadas con un grano de sal. Y sin embargo, la situación, como los funcionarios de Washington la quieren mostrar, también demuestra cuál es la verdadera naturaleza de la oligarquía colombiana. 

Como muy bien ha destacado Petro, la cuestión de Pegasus, en este contexto, se vuelve una de soberanía. Y el uso del software de parte del gobierno estadounidense en territorio colombiano demuestra quiénes son los verdaderos amos del país. No solo esto, pero también demuestra que la oligarquía colombiana y su aparato estatal es completamente servil al imperialismo estadounidense. No hay ningún escenario donde esta burguesía decida rebelarse contra sus verdaderos amos. 

Esto es debido a que la oligarquía colombiana está conectada por miles de hilos a la burguesía estadounidense. Estas conexiones no solo son militares, sino también económicas. Los bancos financian con préstamos la compra de tierras a los granjeros, los capitalistas industriales tienen fincas en el campo y los terratenientes invierten en la industria. Para poder facilitar todo esto en una economía en desarrollo es necesario la inversión de los grandes poderes capitalistas que buscan en Colombia una mano de obra barata que pueda ser explotada por los capitalistas y los terratenientes por ganancias mucho mayores a las que pueden generar en casa. A cambio de esto, los capitalistas y los terratenientes colombianos se enriquecen a niveles que un trabajador promedio colombiano nunca verá. 

Lazos económicos

El Gobierno de Gustavo Petro no demoró en denunciar el comportamiento criminal de la cúpula Israelí tras el escalamiento del exterminio en Gaza en octubre siete. Lo anterior llevó a que el dos de mayo del presente año el gobierno colombiano finalmente cortara relaciones diplomáticas con el Estado agresor de Israel. Sin embargo, resulta necesario aclarar que en el marco de las relaciones internacionales, el cese de relaciones diplomáticas no equivale a una ruptura decisiva entre naciones.

Si bien las denuncias por parte del presidente representan una postura progresiva respecto al rol que históricamente ha desempeñado Colombia frente al conflicto en Palestina, debemos destacar que como trabajadores y estudiantes, tenemos el deber de llevar las cosas más allá de las relaciones diplomáticas y examinar los lazos económicos entre Israel y Colombia.

En la actualidad, las relaciones comerciales entre Israel y Colombia se encuentran blindadas por un Tratado de Libre Comercio bilateral suscrito en el 2020 por el Gobierno reaccionario de Iván Duque. Según un reporte publicado por La República, esto ha derivado en que en los últimos cuatro años las exportaciones de Colombia hacia Israel hayan crecido en un 67,02%. Del mismo modo, se destaca que durante los primeros tres años del tratado las importaciones del Estado genocida de Israel aumentaron en un 20,69%. La relevancia del tratado en cuestión recae en su inclusión de cláusulas de protección a los inversionistas, que mientras el acuerdo permanezca vigente representan garantías para el capital Israelí en nuestro país.

Más alarmante aún resultan las perspectivas positivas sostenidas por los capitalistas israelíes respecto de sus negocios en Colombia. En entrevista con La República la presidente de la Cámara de Comercio Colombo Israelí expresó lo siguiente: 

“Tenemos tecnologías que ya llevan más de 30 años aquí en Colombia, de hecho hay un auge de empresas de Israel queriendo entrar al mercado colombiano, bien sea a través de distribuidores, referentes a las industrias de salud, ciberseguridad, y headhunting”

Refleja también esta condición el evento realizado por la misma Cámara de Comercio Colombo Israelí en febrero de este año, a la cual acudieron  notables empresarios de ambos países. 

Esto se ha expresado especialmente en los lazos académicos de varias de las universidades más grandes del país con Israel. La Universidad Nacional, a día de hoy, tiene acuerdos de colaboración con la Universidad Ben-Gurion y la Embajada de Israel. Mientras tanto, la Pontificia Universidad Javeriana inauguró en Septiembre 17 de 2020 un centro de ciberseguridad en conjunto con la empresa de ciberseguridad Israelí Cyberpro Global. La Universidad Externado no se queda atrás, con reuniones con los embajadores de Israel en nombre de implementar convenios de intercambios culturales. Todo esto es decidido desde arriba, por los administradores de la universidad que han sido designados por juntas de directores que no tienen absolutamente ninguna conexión con los estudiantes. El paro estudiantil en la Universidad Nacional, el campamento en solidaridad con Palestina y, de manera más importante aún, la Asamblea Constituyente de la Universidad Nacional, comprueba que hay un impulso innato dentro de la universidad de romper relaciones con Israel. 

El meollo del asunto es que los estudiantes, el personal y los profesores no tienen ninguna manera de tomar las riendas del asunto. Es necesario explicar que esto es debido a la naturaleza de las universidades como entidades educativas creadas para el lucro de una minoría que se benefician enormemente de la explotación de su personal y del incremento astronómico de las matrículas. Como comunistas, lo que planteamos es que las universidades deberían ser gestionadas por los estudiantes, los profesores y el personal administrativo que la hace posible y de manera democrática.

Por una intifada en contra del genocidio

La realidad es que el gobierno de Petro y su ruptura de relaciones con Israel representan un paso progresivo. La actitud combativa del “gobierno del cambio” con el estado zionista y su disposición a exponer la campaña de Israel en Gaza y Libano como una campaña de genocidio se han derivado en una serie de medidas diplomaticas que le han ganado a Petro la admiración de muchos jóvenes y trabajadores a nível mundial.

Sin embargo, la cuestión va más allá de “relaciones diplomáticas”. Los intereses del capitalismo colombiano e israelí están alineados debido a su naturaleza como estados satélites del imperialismo estadounidense en su región. Si se busca una intervención directa en contra del genocidio en Gaza y la guerra en el Líbano libradas por el imperialismo Israelí, es importante explicar que la tarea más importante es debilitar al imperialismo Estadounidense que es el financiador principal del genocidio. 

Los lazos de la oligarquía colombiana con el imperialismo estadounidense y el complejo militar-industrial Israelí también demuestran la naturaleza internacional del imperialismo como sistema de opresión. La lucha para ponerle fin al capitalismo colombiano requiere entender que el verdadero poder detrás de la oligarquía colombiana es el imperialismo estadounidense, la fuerza más reaccionaria en el planeta. Con ese poder, vienen vínculos con el peor tipo de criminales, financiados por el capital extranjero para defender sus intereses en el país. 

El único método por el cuál se puede lograr esto es liderando a la clase obrera a tomar control de cada uno de los fortines de los Estadounidenses. Una revolución socialista en Colombia liderada por un partido obrero podría expulsar a los imperialistas (Estadounidenses e israelíes) del país, liderar a los otros países de la región a seguir el camino del socialismo y de esa manera reducir enormemente el margen de maniobra y de enriquecimiento del imperialismo estadounidense. Semejante victoria incluso inspiraría y guiaría a los trabajadores estadounidenses a saldar cuentas con su propia burguesía. 

En ese sentido, no buscamos concientizar a la oligarquía colombiana de la verdadera naturaleza de sus socios israelíes. Buscamos expropriarlos para evitar que puedan jugar su parte complicita en el genocidio para así guiar el camino para el resto de nuestra clase. Solo la clase obrera le puede poner fin al genocidio y lo hará poniendole fin al imperialismo de una vez por todas. 

About Author

Consejo Editorial De Colombia Marxista

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *