Política

Balance de las regionales: El Pacto Histórico en retirada

Balance de las regionales: El Pacto Histórico en retirada

En Octubre 29, se volvió a ejecutar un nuevo ritual de elección en el sistema democrático burgués colombiano. Las elecciones regionales del 2023 fueron altamente anticipadas por el gobierno de Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en la historia del país, que esperaba obtener alcaldías, gobernaciones y mayorías en las legislaturas locales para conseguir un mayor margen de maniobra que le permitiera implementar las reformas que quería lograr. Mientras tanto, la derecha quiso convertir estas elecciones en un referendo sobre el gobierno de los reformistas. 

Los resultados aproximadamente a las 6:30PM muestran un descalabro de todo el espectro “alternativo”, desde la Alianza Verde hasta la coalición del Pacto Histórico. Sin embargo, la abstención también fue alta: la participación en elecciones de alcaldes llega a niveles de 53% mientras a gobernadores de 48%. Por tanto, es una muestra de desencanto y falta de organización política, aprovechada por la reacción para retomar posiciones

La caída de la “izquierda” : El Pacto Histórico y el papel del centro

El Pacto Histórico sufre una gran derrota y un revés a su moral, resultado claro de que no había logrado articular candidatos/as a lo largo del país. En las únicas ciudades capitales que se había logrado consensuar los candidatos quedaron en un gélido tercer lugar. Ni Danis Antonio Rentería en Cali ni Gustavo Bolívar en Bogotá lograron encender nuevamente los movimientos de masas que apoyaron a Petro en la elección presidencial.

La reacción de los dirigentes de los partidos dentro del Pacto Histórico es bastante diciente, con llamados a la unidad tratando de recapturar los álgidos días de las presidenciales del 2022. Candidatos de la coalición de Petro, como Jaime Beltrán, incluso han sugerido que perdieron la elección debido a las encuestas y que estas deberían prohibirse.  Mientras, los analistas de “centro” como Juan Esteban Lewin en El País hablan del inevitable ascenso de los clanes y de candidatos tradicionales, y en el caso de Bogotá hablan de la “histórica” posición de Carlos Fernando Galán al ganar la elección.

Realmente, lo que muestran los datos es la materialización del descalabro del trabajo organizativo de la Colombia Humana en particular y del Pacto Histórico en general. Gustavo Bolívar hablaba del desastre que había sido el otorgamiento de avales y de como “intereses van y vienen, nepotismo, venganzas, se castiga al que levanta la voz, se cierra el paso a liderazgos por envidias o conveniencias, se negocian avales o se envían faltando minutos para cerrarse las inscripciones.” Esto demuestra como el PH se estaba convirtiendo en un cascarón vacío divorciado de las fuerzas vivas de la movilización de masas.

La abstención también  muestra que en lugar de crecer, el PH se autolimitó en su crecimiento provocando que las masas no vieran diferencias en no participar. Esto junto con los escándalos del gobierno de Petro y la falta de autocrítica dentro del Pacto Histórico llevan a estos resultados. Hay que matizar que en Bogotá sin embargo la lista del consejo (un contrapeso al poder del alcalde) estará compartido entre el PH y la Alianza Verde, pero en cambio, en Cali, Medellín, Barranquilla y Bucaramanga, el Pacto Histórico no logró obtener más del 11% en el consejo electoral. 

Vale la pena recordar que Bolívar fue elegido como candidato a la alcaldía de Bogotá desde arriba por la dirección del partido a pesar de los intentos de las bases de los diferentes partidos dentro del Pacto Histórico de proponer una alternativa. Su elección desde arriba fue realizada en la búsqueda de asegurar la elección, basándose en el prestigio personal de Bolívar y su relación con Petro. A pesar de esto, terminó en tercer lugar detrás de Galán (un candidato que perdió las anteriores dos elecciones) y Oviedo (un candidato que participó en el gobierno de Duque, que terminó con desaprobación de 73%)

El centro, en cambio, se queda con una victoria pírrica en Bogotá que no extiende su influencia. Los verdes de Claudia Lopez se alinearon detrás de la candidatura de Galán, pero no pudieron contar con candidaturas propias en gran parte del país y donde presentaron candidatos, fueron vapuleados. Sin embargo, la elección de Galán en Bogotá demuestra la ruta que el centro va a seguir a largo plazo: aliándose con la derecha para oponerse al Pacto Histórico y así obtener una pizca de influencia. 

Gustavo Bolívar, el candidato del Pacto Histórico, quedó de tercero en Bogotá, a pesar de ser esta ciudad la base más fuerte del Petrismo. Imagen: Creative Commons Attribution 3.0

Una derrota preparada

Es inequívoco que las elecciones son un batacazo para los movimientos de izquierda y centro pero también demuestran que la victoria de 2022 está mostrando las debilidades de la política de “conciliación” y “acuerdo nacional”. A pesar de las movilizaciones y los discursos de Petro, el Pacto Histórico ha manejado una política de conciliación de clases en donde ha tratado de negociar con la burguesía internacional y mitigar las reformas para tratar de complacer a todos los partidos dentro del gobierno. 

A pesar del incremento de la concurrencia de las movilizaciones en defensa de las reformas en todo el país, el Pacto Histórico no tomó estas movilizaciones como una señal para ir a la ofensiva, sino como una reivindicación de su gestión en todas sus cualidades, incluyendo su mitigación de las reformas y conciliación de clases. Lo que ha sido peor, es que la burguesía ha respondido de manera clara en contra de las reformas, como hemos comentado en líneas anteriores:

La posición de Corcho, tildada de inflexible, fue mitigada en un “50 por ciento” según Guillermo Jaramillo, el ministro de salúd reemplazando a Corcho. 

Y esta historia se ha repetido, tanto para la reforma pensional (donde Asofondos se ha pasado emitiendo predicciones espeluznantes) como con la laboral (el Banco de la República avalando conclusiones de que se “destruirían” 450 mil empleos, y el presidente de la ANDI usando esto para atacar el proyecto). Al supuesto consenso alcanzado en incontables mesas de negociación, que con cada nueva aguaban más los proyectos, se llegó al callejón sin salida de los pasillos del Congreso.

La baja participación se puede trazar a este aspecto del gobierno del Pacto Histórico. Si bien las bases de la coalición de Petro demostraron gran interés en salir a las calles a luchar por las reformas, no lograron conectar con el resto de la clase obrera y la juventud que salió a las calles en 2021 durante el paro nacional y 2022 durante las presidenciales precisamente para lograr saldar las grandes deudas históricas como la reforma agraria y la reforma a la salud. 

La derecha: Triunfantes pero no sólidos 

Sin embargo, el descalabro de la izquierda y el centro no ha significado realmente una “derechización” de la población. Los partidos tradicionales solo pueden reclamar como propios los triunfos en Cali, Medellín y las gobernaciones del Valle y Antioquia. De resto, los ganadores son básicamente líderes de élites locales, de derecha y conservadores pero menos alineados a los intereses nacionales de los partidos de derecha, mucho más susceptibles a “negociaciones”. 

En otras palabras, los partidos de oposición de la oligarquía solo han logrado reconquistar sus viejas posiciones. No hay un giro a la derecha, sino un desencanto con el “cambio” prometido. Ante esto, sobre todo en las regiones, gran parte de la población prefiere la abstención, emitir votos en blanco o nulos, mientras que otros terminan buscando al “viejo conocido”. 

Un caso paradigmático es lo que ocurrió en la gobernación del Valle. Si bien Dilian Francisco Toro gana el puesto con una amplia ventaja respecto del candidato del PH (Ferney Lozano), el segundo puesto de la elección lo tiene el voto en blanco con 27.7%, mientras la participación solo llegó al 46%. Es decir, a pesar de las maquinarias y la compra de votos, gran parte de la población del Valle (una de las razones de porque el Pacífico se inclinó al PH en la elección presidencial) no se movilizó a votar.

En balance, la derecha logró ganar puestos pero sin mayor legitimidad y con bases inestables si intentan movimientos demasiado reaccionarios. Por otro lado, es una reafirmación del poder de las élites locales, pero que no necesariamente pueden tener una incidencia nacional.

La necesidad de un partido revolucionario 

La realidad es que la clase obrera y la juventud  siguen en búsqueda de una verdadera expresión de las  aspiraciones que la llevaron a poner al Pacto Histórico en el poder. Efectivamente, esto ha llevado a que no estén dispuestas a expresarse en las urnas. Es necesario discutir de manera abierta por qué el Pacto Histórico no pudo convertir las movilizaciones en defensa de las reformas en votos, alcaldes y gobernaciones que puedan facilitar estas reformas. 

Si el Pacto Histórico no saca el balance adecuado de estos eventos, muy bien podrían terminar como Syriza o la coalición de Boric que ha visto como la Constituyente (la gran demanda que movilizó y detuvo el paro del 2019)  ha quedado en las manos de la oposición de derecha. 

Es claro que el trabajo de masas, y la formación política serán arenas en los siguientes años. Para los marxistas esta es la conclusión más importante del ritual electoral, el despertar de las masas, reflejado en este momento en un desencanto con las actuales expresiones políticas. Esto no es un fin del mundo, en el que la población está virando a la derecha y volviendo a depositar su confianza en las “viejas” élites como algunos elementos reformistas y sectarios están queriendo hacer ver.  Si este fuera el caso, tendríamos una participación de votos mucho más alta en estas elecciones. 

El instinto de la población y sobre todo de la juventud colombiana es de no confiar en los  que orillaron al estallido social en el 2021, de quienes están prometiendo un cambio pero lo están mitigando con cada nueva concesión a las viejas élites para lograr la “gobernabilidad”. Un partido revolucionario de masas que se comprometiera a luchar de manera intransigente en nombre de las reformas que movilizaron al paro nacional del 2021 lograría movilizar a todos esos elementos que no salieron a votar por aquellos candidatos que han demostrado una y otra vez que no pueden lograr pasar las reformas que se han quedado atoradas en el congreso. 

Esta derrota, ante todo, fue preparada debido al simple hecho de que el gobierno de Petro se dedicó a gobernar dentro de los márgenes del capitalismo. Mientras este sea el caso, el Pacto Histórico siempre se encontrará con las manos atadas a la espalda y no podrá responder a la crisis en el sector salud o a la explotación de la clase trabajadora. Estos son los problemas que movilizan a la gente a votar. 

La clase obrera no puede controlar lo que no le pertenece. Los comunistas entendemos que lo único que puede saldar estas deudas históricas es la expropiación de las altas esferas de la economía para ponerlas bajo el control democratico de la clase obrera. Solo un partido revolucionario con un programa socialista podrá lograr capturar la energía y las aspiraciones para movilizarlos. 

Semejante partido no se puede formar de la noche a la mañana, sin embargo. Requerirá largos periodos de clarificación, construcción, victorias y derrotas. Un evento como este debe servir como periodo de clarificación en donde tenemos que explicar que la tarea histórica en frente de nosotros no se podrá lograr dentro de los márgenes del capitalismo. No podremos darle fin a la oligarquía colombiana con un partido que planea gobernar con ellos y que no esté dispuesto a tocar la verdadera base de su poder. 

La tarea principal de los comunistas en este momento será construir un partido que esté dispuesto a luchar en contra de la oligarquía, entrando a los sindicatos y a las asociaciones estudiantiles, dispuestos a convertir estas organizaciones en organizaciones de lucha. Solo podremos lograr esto luchando hombro con hombro con la clase obrera y la juventud por las reformas. 

Parte de esta lucha requiere el trabajo alrededor del Pacto Histórico. Como Marxistas, no renunciamos a la lucha en el frente electoral, pero creemos que el trabajo en este frente tiene que servir para exponer los límites del reformismo y del capitalismo. La realidad es que la clase obrera y el campesinado miraran primero al Pacto Histórico, la primera organización de izquierda en llegar al gobierno nacional y que tenemos que estar en las calles, en la lucha por las reformas. Solo de esta manera podremos atraer el interés de aquellos que empiezan a entender que los intereses que el Pacto Histórico intenta reconciliar (los intereses de la burguesía y de la clase obrera) son enteramente irreconciliables. 

Como comunistas, nuestro primer deber es decir la verdad. Y en este caso, la verdad no podría ser más clara: solo un partido dispuesto a luchar hasta el final por un programa socialista puede resolver la crisis que ha creado el capitalismo colombiano. Si bien las reformas son una parte vital de la lucha de la clase trabajadora por el poder, el reformismo (es decir, la transformación de la sociedad por la vía de las reformas) es un callejón sin salida que solo puede preparar derrotas a largo plazo. El Pacto Histórico tiene que prepararse para reconocer esta verdad y luchar por las reformas mientras tenga los números para hacerlo.  Si no lo hace, su fecha de expiración llegará mucho antes de lo planeado. 

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Luis Aristizabal

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