A eso del 31 de Enero, un video del ELN declarando su compromiso a asistir “la campaña política en Ecuador (…) del Camarada Andrés (Arauz)” se circuló por las redes sociales. Para eso del 2 de Febrero un ornitólogo había comprobado que el video no había sido grabado en Colombia, sino en Ecuador ya que se puede oír una especie de ave que no se encuentra en Colombia y que no hay coincidencia entre las áreas donde esta ave habita y donde el ELN milita en Ecuador.
Cuando se toma este incidente y se considera que también se acusó a la campaña de Arauz de recibir dineros del ELN desde la revista Semana, es claro que las clases dominantes de Colombia y Ecuador reconocen un enemigo en común al movimiento detrás de Andres Arauz y su partido de la UNES (Unión por la Esperanza), y que no tienen la confianza de las masas para poder simplemente hacer desaparecer a Arauz. Por consiguiente, tienen que recurrir a este tipo de calumnias para poder pelear contra la posibilidad de su elección.
Las fiscalías de Ecuador y Colombia planean investigar la campaña de Arauz y tratar de confirmar la posibilidad de que estén financiadas por el ELN – las mismas fiscalías que han dejado el asesinato de 31 líderes sociales en Colombia y 81 prisioneros en 3 carceles ecuatorianas quedar completamente impunes. ¿Estas supuestas fiscalías van a detectar y detener la corrupción? ¿O no será más bien que quieren detener la posibilidad de una presidencia que no será tan amigable con la oligarquía como lo fue Lenin Moreno?
El CNE ha declarado que Lasso pasó al balotaje para disputar la segunda ronda con Andrés Arauz. Teniendo en cuenta que este es el tercer intento de obtener la presidencia para Lasso y el hecho de que solo ganó una provincia (Pichincha, donde se encuentra Quito), es muy difícil verlo ganando la elección (aunque nada es imposible y ciertamente muchas cosas pueden cambiar de aquí hasta abril)
En medio de todo esto se encuentra Yaku Pérez, un candidato que se ha posicionado como de izquierda y representante de los intereses de los indígenas Ecuatorianos. La razón por la que el CNE tuvo que esperar para declarar al oponente de Arauz en la segunda ronda es debido a que el desempeño de Pérez estuvo muy cerca del de Lasso. Pero es importante entender que Perez no es ningún amigo de los trabajadores. En las elecciones del 2017, se opuso a la campaña de Lenin Moreno (en ese entonces, auto-declarado representante del Correísmo) y apoyó a Lasso. Su declaración al respecto: ‘Prefiero el banquero que la dictadura’. Pérez también participó en los alzamientos de octubre de 2019 pero con el tiempo decidió ofrecerle un ramo de olivo al gobierno de Moreno y proyectar una imagen de reconciliación, efectivamente rompiendo filas con el CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador)
Es importante también poner todo esto en el contexto de los eventos de octubre del 2019, cuando las masas de Ecuador se alzaron en contra del gobierno de Moreno para pelear contra la austeridad implementada debido al paquetazo del Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta insurrección en 2019 pudo haber representado el punto final del gobierno de Lenin Moreno. De hecho, Moreno huyó de la capital y la represión no pudo hacer nada contra el movimiento de las masas. Pero la dirección revolucionaria faltó. Líderes como Pérez simplemente decidieron re-enrutar la energía de las masas hacia la restauración del orden.
La dinámica de Ecuador en 2019 es muy similar a la dinámica de Perú y Chile en nuestro momento actual. Es claro que vivimos en un periodo crítico para la historia del capitalismo. Una crisis peor que la Gran Depresión, acelerada por una pandemia mundial, ha demostrado de manera definitiva que este sistema simplemente no está listo para aliviar la miseria que causa. Mientras que los ricos se hacen más ricos día tras día, los pobres pierden su dinero. La promesa de la vacuna y la restauración del orden son canceladas con el problema de la manera en la que la vacuna ha sido distribuida, a través de métodos de proteccionismo y demás.
Para nosotros, los eventos en Ecuador son de gran interés por razones obvias. La colaboración de las clases dominantes colombianas y ecuatorianas a la hora de tratar de cortar el impulso de Arauz demuestra que ellos recuerdan lo que pasó en Octubre y qué tan cerca estuvieron de perder su dominio sobre el Ecuador. Pero como marxistas nuestra tarea siempre será hacer las preguntas pertinentes al respecto de esos eventos: ¿Por qué el impulso de las masas se dispersó cuando estuvieron tan cerca de la victoria? ¿Qué faltó? Ciertamente un liderazgo revolucionario. No es suficiente con que la clase obrera y los campesinos se alcen (aunque es una precondición esencial), también es importante que haya un partido revolucionario que le ofrezca dirección al movimiento de las masas y que use las lecciones de la lucha de clases para facilitar la victoria.
Una revolución en el Ecuador sería una ayuda enorme para la causa de ponerle fin a la miseria que este sistema ha causado en países como Perú, Chile y Colombia. Nuestra tarea es conectar las luchas de cada país a través de la construcción de una organización internacional de la clase obrera, basada en los métodos e ideas del marxismo. La CMI es esa Internacional: hemos demostrado tener las ideas correctas a través de nuestra historia y hemos logrado adaptarnos a los diferentes periodos de lucha.
Nuestra perspectiva desde Colombia es hacer claro para la clase obrera colombiana el rol mezquino que juega su clase dominante Colombiana y explicar que la mejor manera en que podemos ayudar es denunciando estas acusaciones contra Arauz pero, al mismo tiempo, explicando que su eventual presidencia por sí sola no resolverá los problemas causados por Moreno. La tendencia de dónde proviene Arauz tiende a caer en la trampa de diagnosticar los problemas económicos de Ecuador con el ‘neoliberalismo’ y la corrupción, implicando que hay una manera de resolver el problema de la igualdad sin tocar los derechos de la propiedad privada de la oligarquía ecuatoriana. Dejar el poder económico en las manos del enemigo es una receta perfecta para un contra-ataque contundente.
Estas son lecciones que probablemente se clarificarán durante el siguiente periodo en la lucha de clases en Ecuador, cuando pasemos de ideas abstractas (obtenidas de realidades concretas que los obreros ecuatorianos y colombianos no han vivido) a momentos concretos. Ante todo, mantenemos que nuestra tarea actual es combatir contra este intento de la clase dominante colombiana de prevenir que la voluntad de la gente de Ecuador se exprese de la manera más democrática posible y resaltar que la clase obrera ecuatoriana tiene que continuar el proceso que empezó en octubre de 2019. Solo así podrá ponerle punto final a la influencia del FMI, el dominio explotador de su burguesía y, finalmente, tener la posibilidad de construir una nueva sociedad donde puedan obtener el pan, la tierra y la dignidad por la que luchan.