La actual huelga del UAW representa una oportunidad histórica para el movimiento obrero, que todos los trabajadores y toda la juventud revolucionaria deben apoyar vigorosamente. En un nuevo giro, Joe Biden—enemigo de los trabajadores de todo el mundo y jefe de la potencia imperialista más reaccionaria del planeta—se presentó en Michigan para “apoyar” a los trabajadores del automóvil en huelga.

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La aparición de Biden en el piquete está lejos de ser la norma, como muchos han observado. No hace falta decir que los presidentes estadounidenses históricamente se han opuesto a las luchas de la clase trabajadora, ya sea a través de una abierta hostilidad o de la apariencia de una mediación. De hecho, no menos de cinco presidentes estadounidenses enviaron tropas federales para disolver a los trabajadores en huelga. De hecho, Joe Biden guardó silencio sobre la huelga del SAG-AFTRA (guionistas y actores) durante todo el verano, e instó al Congreso a ilegalizar la huelga de los trabajadores ferroviarios que surgió a finales del año pasado.

Todo esto tiene mucho sentido, ya que “el gobierno del Estado moderno”, como explicó Marx, “no es más que un comité para gestionar los asuntos comunes de toda la burguesía”.

Cálculos cínicos de Biden y de Trump

Sin embargo, con la campaña presidencial de 2024 en el horizonte (y en un contexto de creciente apoyo a los sindicatos y creciente descontento entre millones de trabajadores), tanto Biden como Trump se ven obligados a competir cínicamente por el apoyo de los trabajadores sindicalizados. Esto ha resultado en el espectáculo surrealista y repugnante de dos políticos burgueses compitiendo para demostrar quién es el mayor “amigo de los sindicatos”.

Biden, con gorra, cazadora y megáfono en mano, hizo todo lo posible para presentar una farsa convincente al convertirse en el “primer presidente en ejercicio en unirse a un piquete”. Por su parte, Trump está abandonando otro debate presidencial Republicano irrelevante y se dirige a Motor City para cortejar a los votantes obreros.

Sin embargo, las consideraciones de Biden van más allá del próximo ciclo electoral. El presidente, y la clase capitalista a la que representa, son muy conscientes del volcán de la lucha de clases sobre el que están sentados, que está a punto de explotar. Según una reciente encuesta Gallup, el 67% de los estadounidenses apoya a los sindicatos, frente al 48% en 2009, y tres de cada cuatro estadounidenses apoyan la huelga del UAW.

Biden está actuando según un principio bien conocido: mantener a sus amigos cerca y a sus enemigos aún más. Si se avecina una crisis para su clase, en forma de un resurgimiento histórico de la lucha de clases, entonces es mejor adelantarse lo más posible.

La clase trabajadora estadounidense es más fuerte que nunca, pero necesita una dirección adecuada

Este extraño acontecimiento sólo podría ocurrir en un país donde la clase trabajadora constituye la abrumadora mayoría de la sociedad, pero carece de una dirección que comprenda y esté preparada para desatar su imparable poder potencial. Todavía no existe ni siquiera un partido obrero reformista en Estados Unidos, y mucho menos una dirección clasista seria.

Sin duda, es sintomático del período volátil en el que vivimos que el actual presidente estadounidense se sienta obligado a parecer que apoya la huelga del UAW. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, incluso argumentó: “[Biden] es pro-UAW. Él es pro-trabajadores. Cree que se podría llegar a un acuerdo en el que todos salgan ganando, pero siempre estará del lado de los trabajadores”.

Nada de esto es cierto, por supuesto, pero la Casa Blanca se ve obligada a decirlo de todos modos, y podemos esperar que Trump presente argumentos similares.

Todo este episodio refleja dos dinámicas clave:

  1. La creciente conciencia de clase, un apoyo creciente hacia los sindicatos, la indignación y la voluntad de luchar de la clase trabajadora.
  2. El lamentable estado de la dirección sindical en este país

Desafortunadamente, en lugar de explicar lo absurdo de que un político capitalista como Biden afirme “apoyar” esta lucha, el presidente del UAW, Shawn Fain, se puso a su lado y tácitamente pareció apoyar la sesión fotográfica con Biden.

Mientras tanto, los “socialistas” liberales de la revista Jacobin, fieles a su forma, se mostraron entusiastas sobre el supuesto “poder… de un presidente estadounidense hombro con hombro con los trabajadores en huelga”. Esta es una conclusión sorprendentemente desacertada que se puede sacar de este acto de calculado circo. Sin embargo, es normal para las personas cuyo papel es inyectar pesimismo y confusión en el movimiento obrero. El papel de los auténticos socialistas es explicar que Biden es un enemigo de clase y que la clase trabajadora necesita su propio partido, no fomentar ilusiones de colaboración con el Partido Demócrata capitalista y así “presionar” a Biden para que apoye la lucha.

Todo esto demuestra por qué necesitamos construir un verdadero partido comunista de masas, con agrupaciones en cada centro de trabajo, sindicato, campus y barrio obrero, una tarea que la Corriente Marxista Internacional ha comenzado.

  • ¡Victoria para los trabajadores del UAW!
  • ¡Por un partido comunista de masas!
  • ¡Abajo Biden, Trump y todo el sistema capitalista!
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Consejo Editorial De Colombia Marxista

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