Los eventos de Julio 20 prevén un año pre-electoral como ningún otro. El gobierno de Duque ha sobrevivido al paro nacional. En gran parte, ha sido ayudado por el liderazgo del Comité Nacional de Paro (CNP), que siempre le tuvo miedo a la posibilidad de que las masas tomaran el poder. Pero la supervivencia de este gobierno no remueve su debilidad y su falta de apoyo de la gran mayoría.
Los eventos de los últimos tres meses han llegado a un periodo de reflujo con las manifestaciones del 20 de Julio. Estas reflejan el hecho de que el paro general esta más cerca de su fin que de su inicio o su pico. Estos eventos contienen una gran cantidad de lecciones para los revolucionarios. Si bien nuestra tarea es asimilar esas lecciones, una tarea igual de fundamental es anticipar la naturaleza de los eventos que ocurrirán a futuro.
Duque y los derechos humanos:
La reacción del gobierno durante este periodo ha sido interesante. Por un lado vale la pena señalar la respuesta de la canciller (y vicepresidenta) Martha Lucía Ramirez a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Esta fue un claro rechazo al hecho de que el gobierno colombiano y la Policía Nacional debían hacer algo con respecto a la represión. Con la promesa falsa de una reforma policial, la vicepresidenta claramente dijo que no planeaban acatar las recomendaciones de la CIDH. “Las autoridades colombianas y la Fuerza Pública llevan a cabo una labor supremamente exigente, y bajo los más altos estándares de respeto por los derechos humanos”, declaró la vicepresidenta
Entre el 28 de abril al 15 de julio, han habido 4852 casos de brutalidad policial dentro del marco del paro nacional, según la ONG Temblores. Además, durante las protestas del 20 de julio convocadas por el Comité Nacional de Paro como intento de avanzar en la causa electoral, hubo 128 casos más de violencia policial.
La CIDH no tiene un gran interés en defender los derechos humanos per se. Su verdadero interés es en mantener el equilibrio social y mantener explosiones sociales como el paro nacional bajo control. Sin embargo, es claro que el gobierno no tiene ningún interés en hacer concesiones a las masas que han enfrentado esta represión porque saben que el estado colombiano no tiene suficiente recaudo para poder mantener el equilibrio social a través de otro medio que la represión.
Parte de la razón por la que el gobierno colombiano se siente cómodo expresándose de manera abierta con respecto a la auditoría de la CIDH es el apoyo de la comunidad internacional. Esta ha criticado más a los desmanes y a los bloqueos que a la brutalidad policial, equiparando el daño a la propiedad con el daño a la vida de los manifestantes. Países como Canadá, Estados Unidos e Inglaterra se pronunciaron en este sentido, protegiendo al gobierno de Duque que, por un lado, declara que hará lo posible para encontrar a los responsables de la brutalidad policial pero, por otro, dice que no tocará a ninguno de los dirigentes de la Fuerza Pública, como Diego Molano, ministro de Defensa o el general Zapateiro.
20 de Julio: Resultados y perspectivas
En el contexto del discurso presidencial de julio 20, es claro Duque reconoce que ha logrado sobrevivir este alzamiento en masa debido a la debilidad del comité nacional de paro. Su discurso fue una defensa de la Fuerza Pública (acusada de tortura y brutalidad policial a lo largo del paro) y una promesa de una recuperación y una completa vacunación. Es muy diciente, también, que el presidente se retirara del Congreso sin escuchar la respuesta de la oposición. Es claro que Duque espera cumplir su período hasta el próximo año sin oposición seria.
Esta perspectiva parte de las protestas de julio 20, que reflejaron el hecho de que el paro nacional se encuentra en reflujo. Las protestas del día fueron convocadas por el Comité Nacional de Paro, que había desmovilizado a las protestas en Junio 15, con la meta explícita de llamar a otra protesta en el Día de la Independencia y movilizar demandas como la renta básica y matrícula 0 en universidades públicas. Estas demandas, sin embargo, están siendo promovidas como proyectos de ley, producto de la perspectiva del Comité Nacional de Paro de usar las protestas nada más como una palanca en el Congreso, sin un método basado en la fuerza de la clase obrera.
Una suerte de empate ha ocurrido, en donde el régimen del latifundio y la burguesía colombiana no puede gobernar como antes, pero los obreros, los campesinos y la juventud que quieren un cambio fundamental de las condiciones de vida en Colombia no tienen una vía para poder desafiar abiertamente por el poder ya que no hay ninguna organización que pueda ofrecer un programa político alternativo, tácticas o estrategia más allá del Comité Nacional de Paro.
Vale la pena notar que han habido intentos de construir semejante organizaciones, como la Asamblea Nacional Popular. El problema, sin embargo, es que la construcción de semejantes cuerpos deliberativos y alternativos al poder estatal en medio de una insurrección son complicadas. Sin embargo, todo proceso de cambio tiene sus altibajos y retrasos. Una gran cantidad de aquellos que marcharon durante estos días históricos probablemente han aprendido un montón de lecciones y están en busca de una organización que les ayude a poner estas lecciones en práctica.
Un año pre-electoral como ningún otro:
Esto es un augurio del periodo que se avecina. La nueva tributaria, que planea hacer algunas concesiones sin tocar las exenciones a varias empresas y a la clase dominante del país, refleja que si bien la clase dominante no se siente enteramente cómoda yendo al contra-ataque, todavía quiere usar el látigo de la contrarrevolución para enseñar una lección a la clase obrera.
El presidente habla de otorgar concesiones a la protesta y al derecho de reunión, pero es claro que semejantes concesiones no reflejan el verdadero balance de fuerzas y la función del Estado. Después de todo, estos derechos ya estaban escritos en la Constitución del 91. Pero el hecho es que estos derechos se van y se seguirán tirando por la borda en el momento en que el poder de la clase dominante colombiana sea desafiado. No hay que ver más allá de los arrestos aleatorios de varios jóvenes, acusados de ser miembros de la primera línea con evidencia conclusiva (como la posesión de cascos, máscaras de protección y libros), para entender que este gobierno no está muy interesado en resolver problema alguno a través de concesiones al pueblo.
El gobierno del Centro Democrático se encuentra con la aprobación más baja desde que esta se ha registrado, y a pesar de ser el más votado de nuestra historia. Es claro que hay un vacío de poder en el país. Pero el gran problema es que no hay verdaderas opciones a la hora de llenarlo. Este vacío de poder ocurre por la crisis del capitalismo y la inhabilidad del gobierno de Duque de poder empezar una recuperación. Es claro que los prospectos de la recuperación de la economía no son muy alentadores, a pesar de la propaganda del gobierno. Pero es claro que no hay ninguna perspectiva de recuperación a través del capitalismo que no termine poniendo el costo de la crisis en los hombros de la clase obrera.
Tristemente, ninguna de las organizaciones que se postulan como una alternativa al Centro Democrático y al uribismo plantean una ruptura con el sistema que ha causado y ha exacerbado la crisis. Los reformistas se han agrupado bajo la bandera del Pacto Histórico, convocado por Gustavo Petro, el dirigente de Colombia Humana. Gustavo Petro ciertamente es un dirigente con cierta perspicacia a la hora de diagnosticar los problemas del día a día colombiano. Pero su gran debilidad es su naturaleza conciliadora. Esto especialmente podría ser su talón de Aquiles durante una elección donde la oligarquía colombiana tirará todo su peso hacia la causa de desprestigiar a Petro. Incluso en caso de que Petro logre sobrevivir a semejante presión sin aminorar su programa político, su presidencia no sería recibida por la clase dominante internacional como el punto final.
El hecho es que la clase dominante colombiana está atada por un millón de hilos a la oligarquía de países como Estados Unidos. Una presidencia de Petro no sería bienvenida por la comunidad internacional. Si vemos la reacción de ésta al paro nacional, podemos ver que para ellos los “derechos humanos” a la protesta y reunión sólo son extendidos hasta donde no amenacen a su poder. En caso de que la lucha de la oligarquía tumbe a Petro, lo más probable es que la comunidad internacional simplemente ignore el problema o se atreva a presentarlo como uno en donde ambos lados son el problema.
Es esencial entender la naturaleza del Pacto Histórico para entender que papel jugara a futuro también. Este es un partido cuya meta explicita es recoger a todos los elementos progresistas del país. Pero esta unión es creada enteramente con la meta de sacar a Duque. El problema de una unidad que no va más allá de una meta compartida es que las disputas sobre método, tácticas y programa evitaran que esta o cualquier organización pueda dar un paso hacia su meta sin tomar dos pasos atrás debido a las tendencias heterogéneas dentro de la organización.
La razón detrás de estas diferencias en el Pacto Histórico también son claras: su liderazgo es el de la pequeño-burguesía Colombiana, que aspira a ponerle fin al atraso Colombiano, pero a través de un “capitalismo humano.” Esta premisa es utópica, no solo por que la oligarquía Colombiana luchara contra cualquier amenaza a sus ganancias con cada herramienta que tenga pero sino también por que las multinacionales no permitirán semejante afronta a su dominio económico del país.
La escuela del Paro Nacional:
La gran variable en todo esto son las masas que acaban de pasar por el Paro Nacional de 2019, las insurrecciones del 2020 y ahora, este Paro Nacional del 2021. Una gran cantidad de obreros, campesinos y jóvenes han dado todo lo que podían en las calles y no entienden por qué se mantiene en pie el gobierno de Duque. La razón es clara: la dirección del CNP no estaba lista para hacer el quiebre con el capitalismo. De hecho, cambiar el sistema ni siquiera es una opción para ellos.
Sin embargo, es importante notar que una gran cantidad de los obreros, campesinos y jóvenes no se sintieron representados por el liderazgo del paro. El CNP solo representaba a las grandes centrales obreras como la CUT y la CGT. En sus negociaciones con el gobierno, el reformismo y la falta de perspectiva de una transformación de la sociedad se reflejaban en las posiciones que el Comité Nacional de Paro tomaba. Un pliego de demandas esperando que el gobierno de Duque manejara temas como la vacunación y la educación a pesar de que en el ultimo año y medio ha demostrado que su negligencia es inherente a su forma de gobernar. Este problema llegaba hasta las tácticas, donde el CNP fue el primero en decirles a las masas que se fueran a sus casas después de un día de protesta.
Esta capa de las masas que salieron a luchar trato (y todavía trata) de construir organizaciones alternativas a través de los vestigios de las coordinadoras y las Primeras Líneas. La Coordinadora Popular del Atlántico continua activa y lucha por la liberación de varios de sus miembros después de las manifestaciones de Julio 20. En Cali, la Primera Linea naturalmente ha jugado un rol activo en la política. La tarea de esta capa de las masas, que ha empezado a sacar las conclusiones correctas, es crear una organización que esté dispuesta a liderar una lucha abierta por el poder bajo un programa socialista. Solo una organización que pueda llevar estas ideas a la clase obrera podrá proponer una verdadera alternativa a la austeridad de la oligarquía y el callejón sin salida del reformismo.
Esta tarea histórica no es para nada fácil. Pero la necesidad de una organización formada por la clase obrera, para la clase obrera es de importancia critica en el siguiente periodo. Un gobierno reformista simplemente no podrá resolver la crisis del capitalismo que ha impulsado a las masas a salir a las calles. Una deuda externa de más del 50% del GDP, un peso colombiano cayendo en picada gracias a la inflación y una recuperación lenta y sobre la base de un regreso al trabajo sin vacunación. Esto es una receta para una segunda ronda entre la oligarquía y las masas. Nuestra tarea es formar lo que falto en estos eventos de los últimos tres meses: un partido obrero que pueda ofrecer las tácticas, métodos y programas que el momento histórico requiere de nosotros.