Coronavirus

Ante la enfermedad y la corrupción la solución es la revolución

Ante la enfermedad y la corrupción la solución es la revolución

En medio de las protestas más grandes y beligerantes que haya conocido nuestro país en muchos años, hemos visto infinidad de manipulaciones hechas por parte del gobierno nacional para tratar de pararlas. Además de la más inmisericorde represión, el intento de sembrar división del movimiento, el de provocar una sensación de bloqueo de insumos, la directa criminalización del paro, o el saboteo a las comunicaciones, recurren al uso de la pandemia como excusa. Este ha sido el eslogan de los gobernadores locales en sus últimas conferencias de prensa.

Recordemos que para el 28 de abril, día de inicio de las movilizaciones, el país estaba entrando al tercer pico de la pandemia, mismo que crecía a grandes velocidades en parte por las nuevas cepas, la apertura de la economía y la lentitud en el plan de vacunación. En ese momento todos los organismos del Estado pusieron el grito en el cielo pidiendo al Comité del Paro no salir a las calles por el bien de la salud pública. No obstante, el llamado fue en balde, ya que la rabia general superaba cualquier temor y como mostraba la consigna en las calles: “Si un pueblo sale a protestar en medio de una pandemia, es porque su gobierno es más peligroso que el virus”  Y  no decían una mentira, la violencia en su forma más cruda lo demostró.

El problema de este argumento radica en el mal entendimiento del gobierno sobre las demandas del movimiento y por eso, dando palos de ciego, busca culpables, reales o fabricados, que distan de la realidad en las calles. En ese sentido, amenazar con  la subida de contagios en un contexto como el nuestro sólo sirve para enervar la rabia y concientizar a las mayorías. Es la lucha dialéctica de los contrarios en su mejor expresión.

Porque a la fecha en que se escriben estas líneas, en el país,  tenemos 3, 015, 301 casos de contagios, 78, 342 muertes y apenas 2, 440, 975 vacunados. Las zonas más afectadas son Antioquia, Valle y Bogotá que reporta el 27, 7% de los casos de todo el país según SALUDATA, es decir 834, 757 casos. Esta cifra no tiene nada que ver con las marchas, ni con la exclusiva responsabilidad de la ciudadanía a la que el gobierno pretende achacarle todo. Por el contrario es el resultado de un problema estructural en el sistema de salud debido a la corrupción que impulsa el sistema capitalista nacional.

Por ejemplo el plan de vacunación en manos de este Estado descompuesto ha sido sólo un espacio más para la corrupción y la burocratización. Según la Contraloría en abril fueron “inmunizadas” 44 personas registradas como fallecidas. Además, constantemente hay denuncias de vacunas que se pierden de la cadena de frío y se echan a perder o de dosis extraviadas que son puestas de manera irregular. Además del retraso en la entrega de segundas dosis por la mala negociación gubernamental.

Por eso resulta irrisorio que bajo estas condiciones se pretenda amedrentar a la gente. Pero con la obstinación de una mula persisten en su error, representando cada vez papeles más ridículos e insultantes. Por ejemplo la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, sale en cámara con la voz entrecortada diciendo que la ocupación en camas UCI ya supera el 96% y pide a los ciudadanos que se cuiden. Pero sus lágrimas son una ofensa para toda la ciudadanía capitalina, pues demuestran el grado de demagogia manejado por la burgomaestre que se muestra “sensible” pero inútil para administrar. En estos momentos en la calle se exige seriedad en los cargos administrativos, no circos de lavado de imagen.

A pesar de su fingido llanto nuestra amorosa alcaldesa levantó hace una semana los escasos cuidados que había activado para evitar el avance del contagio en esta nueva ola. Lo hizo, además, culpando a las masas por su irresponsabilidad a la hora de cuidarse. De hecho esta semana se reabrió, por orden suya, la alternancia en los colegios. Los gimoteos se convierten en la mentira de alguien que actúa frente a un público que la sabe mentirosa y la repudia.

Y es que el caso de la alternancia hace parte de uno de los puntos de exigencia del Comité del Paro y al que el gobierno más le rehúye a cumplir. Según su argumento el regreso al aula es necesario para el bienestar de los niños y niñas, pero en el fondo los intereses son económicos, por eso pasan por sobre la opinión de toda la comunidad educativa incluidos padres y alumnos, que hoy por hoy son actores activos del Paro. Sobre esa lógica el gobierno hace sólo exigencias al magisterio sin hacer nada para asegurar el bienestar de los afectados como medidas de ventilación, vacunación, herramientas de comunicación y conectividad, ni un plan coherente de protección y aforo.

Esta idea de retorno sustentada en sendos estudios de multilaterales como la Unicef, Unesco y el BID, al final tienen un objetivo más profundo y hoy cada vez más obvio para todos y todas: la activación económica. El sistema capitalista para salvarse de la crisis necesita poner en movimiento la producción y el mercado, y sólo lo puede lograr movilizando a la clase trabajadora. Pero en Colombia, no sólo se promueven estas políticas para darle movimiento al mercado  y obligar a la gente a ir a trabajar, para producir más para sus patrones, sino que además es la manera de evitar enfrentar su bancarrota económica y política incapaz de solucionarle nada a las personas con más necesidades o más afectadas. Esas que con su dignidad desnuda pelean por su futuro en la protesta. 

Es una estrategia a la que le escurre sangre y sólo nos llenará de más muertos, pero ya quedó claro que la cantidad de muertos es lo último que le importa a nuestra élite. Su interés exclusivo es ganar dinero por sobre cualquier otra cosa. Pero en un país en tal grado de miseria como el nuestro la situación puede ser peor, la salud aquí está en uno de sus peores momentos desde lo económico y estructural, por eso proponen el proyecto de Reforma a la Salud que al final llevaría a precarizar el sistema, y que hoy está en jaque debido a las movilizaciones.

En todo caso con un Estado incapaz de responder a los intereses de las mayorías la única solución es la de derrocarlo y cambiarlo en su totalidad. Que sea el poder de las mayorías bajo la dirección del proletariado la que asuma las riendas de su destino. Lo que además ha demostrado ser capaz de hacer. Desde el 28 de abril hasta la fecha se han logrado varias victorias y verdaderos cambios con más rapidez y determinación  que bajo los fallidos estamentos ”democráticos”. 

Ahora, de pronto, hay inversión para educación, salud, trabajo y otros sectores a los que antes no se les respondía. La forma en que trabajan estos funcionarios, por la presión popular, no es a la que acostumbran y se mueven por el puro miedo. Pero aún así lo hacen con lentitud y no paran sus masacres, pelean por mantener su posición. No es la primera vez que lo hacen. El aprendizaje para el movimiento es, y debe seguir siendo, que lo que se logra en quince días con los obstáculos del narcogobierno, se podría lograr en menos sin ellos.

Entonces es necesario derrocarlo para implementar un gobierno para las mayorías y de las mayorías que resuelva con seriedad y prontitud las necesidades de la gente. No necesitamos más gobernantes corruptos, asesinos, cobardes y demagogos.  Con ese fin el movimiento debe madurar y asumir una posición más unida y organizada basadas en comités de defensa y asambleas que den cabida a la formación de un partido obrero.  

Pueden visitar nuestras tesis para discutirlo con vecinos y amigos. Cualquier comentario o aporte es bienvenido.

Aquí nuestra propuesta de Plan de Choque contra el COVID- 19, que también debe ser sometido a crítica dado los últimos acontecimientos:

  1. Mayor Inversión en el sistema de salud que debe ser enteramente público para cubrir todas las demandas materiales como el aumento en cuidados intensivos de camas hospitalarias, respiradores e insumos.
  2. Exigencia de la expropiación de la EPS (Entidades Promotoras de Salud) e IPS (Institutos Prestadores de Salud)
  3. Estímulos al avance en investigación y mejora de los medios de producción.
  4. Contratación de todo el personal sanitario disponible y la protección del derecho de trabajo de quienes lo tienen.  
  5. Aumentar los ingresos del personal sanitario.
  6. Amparo a los derechos de todos los miembros de la salud y protección de su integridad física con toda la dotación, dentro y fuera de hospitales.   
  7. Fabricación masiva de insumos y productos básicos de la canasta familiar siguiendo las debidas normas sanitarias. 
  8. Restablecimiento de la cuarentena total, asegurando el pago de un salario para los afectados y reforzando la seguridad laboral de toda la población.  
  9. Puesta en marcha de un verdadero plan de vacunación que cubra a toda la población. 
  10. ¡No a los despidos masivos ilegales, tanto dentro de las entidades estatales como desde el sector privado! Si la clase trabajadora no tiene trabajo la crisis será mayor.
  11. Condonación del pago de deudas, renta, hipotecas y facturas de energía durante la duración de la pandemia.  
  12. Impuesto a las grandes fortunas. Empresa que se declare en quiebra deberá presentar las debidas evidencias y ponerse bajo el control efectivo de sus trabajadores. 
  13. Impulsar el no pago de la deuda externa, de manera que esos recursos se dirijan al desarrollo del país.

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Rosa Espinoza

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