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Revolcón en el gabinete Petro: El reformismo entre las rejas del capital

Revolcón en el gabinete Petro: El reformismo entre las rejas del capital

“LINCOLN SE ENGAÑA SI IMAGINA QUE LOS ’LEALES’ PROPIETARIOS DE ESCLAVOS PUEDEN CONMOVERSE CON DISCURSOS SENTIMENTALES O LLAMAMIENTOS A LA RAZÓN. SÓLO CEDERÁN ANTE LA FUERZA. HASTA AQUÍ NO HEMOS ASISTIDO SINO AL PRIMER ACTO DE LA GUERRA CIVIL: LA CONDUCCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA GUERRA. EL SEGUNDO ACTO, REVOLUCIONARIO, ES INMINENTE.”

MARX Y ENGELS EN CRÍTICA DE LOS ASUNTOS AMERICANOS, (1862).

Ayer, miércoles 26 de abril, a las tres de la tarde, desde su cuenta de Twitter, el presidente Gustavo Petro anunció el cambio de siete de sus ministros de las carteras de  Hacienda, Agricultura, Interior, Salud, Ciencia, Tecnología y Transporte y también el cambio del secretario general de la presidencia. Según el comunicado estas modificaciones se debían a una necesidad de elevar el nivel de compromiso de los funcionarios que componen el gobierno con la intención de buscar mejores resultados. Previo al anuncio se había rumoreado el descontento del mandatario con su equipo de trabajo debido a los bajos resultados de las carteras en cuestión de metas y todos los problemas en relación a las reformas lanzadas desde el gobierno. 

Pero los reemplazos propuestos revelan una movida más bien política surgida seguramente de confrontaciones internas y públicas por desacuerdos con los ministros anteriores que eran cuotas del Partido Liberal, Conservador y de la U (santista), o sea elementos de centro y derecha con experiencia y estatura política que defendían de frente los intereses de la oligarquía y ponían freno a muchas de las propuestas de gobierno.  

El nuevo gabinete: un paso al costado

De hecho, el nuevo gabinete, está compuesto por personas que en su mayoría son cercanas al presidente desde la época de la alcaldía de Bogotá —Ricardo Bonilla hoy ministro de Hacienda durante los cuatro años en Bogotá fue secretario en esa cartera, Guillermo Jaramillo hoy ministro de Salud fue secretario también en esta área durante la alcaldía Petro y luego secretario de Gobierno y William Camargo ministro de Transporte en Bogotá fue secretaría de movilidad — y son perfiles que comprenden su forma de trabajo y le son leales. 

Todo parecía indicar un giro brusco a la izquierda con un blindaje para protegerse de los ataques. No obstante, a pesar de lo drástico del movimiento al mirar entre el agua revuelta se percibe más espuma que sedimento. Por ejemplo, entre los elegidos hay elementos moderados que saben negociar con los partidos tradicionales pero con menos experiencia administrativa que sus homólogos anteriores, como Luis Fernando Velasco, ministro del Interior de origen liberal. Esto le da más control a Petro pero no rompe puentes definitivos con sus “aliados”. Le manda así un mensaje a las cabezas políticas y muestra disposición a negociar con congresistas de una orilla u otra. 

Es igualmente característico el mensaje dado a través de la salida de Jose Antonio  Ocampo, exministro de Hacienda y de Carolina Corcho exministra de Salud. El primero era descrito por la prensa burguesa como un economista técnico, centrado, conciliador y con experiencia que transmitía confianza al empresariado nacional e internacional; y la segunda como una activista radical y extremista que era una piedra en el zapato para llegar a consensos con el tema de la Reforma a la Salud. Es decir Petro se acomoda mucho más hacia el centro enviando un mensaje de “firmeza” que no quiere aguantar los desplantes del liberalismo y sus demoras,  pero “indulgencia” para negociar lo que sea necesario.  

Lo cierto es que todo esto revela la tensión natural de un gobierno reformista en tiempos de crisis. Desde el inicio Petro ha buscado servir  a dos amos al mismo tiempo, tratando de lograr avances progresistas para cumplir las demandas que se expresaron durante el Paro Nacional pero por medio de las dinámicas de la democracia burguesa, sin atacar de frente los intereses del capitalismo nacional. Siguiendo esa ruta conformó un Frente Amplio compuesto por la clase obrera en las bases y el progresismo de la burguesía en la dirección. Durante el desarrollo de su gobierno esta estrategia se le ha venido complicando ya que para satisfacer los intereses de unos debe traicionar los de los otros y sus “aliados” buscan siempre la manera de minar el camino. 

El alejamiento de las bases

Es evidente que Petro  se siente acorralado. Parece ser que  su popularidad va en descenso y la Reforma a la Salud, Trabajo y Pensión se ven el borde del precipicio. Siente la necesidad de mostrar fortaleza para recuperar maniobrabilidad, pero en realidad demuestra su debilidad con su músculo social: las bases. Al no llamar a sus liderazgos medios a hacer trabajo organizativo constante sino fundar toda su estrategia en la espontaneidad de las bases, el utilitarismo electoral y las jugadas por arriba, el Pacto Histórico solo marca una distancia con ellas pero al mismo tiempo les exige confianza ciega a pesar de apartarlas. 

La falencia se hace clara al mirar las marchas convocadas en fechas anteriores para defender las reformas. A pesar de tener una buena asistencia su convocatoria ha sido nula porque son propuestas repentinamente, sin más llamado que el que se hace a través de redes y con horarios que se cruzan con las jornadas de trabajo. Pero sobre todo no tienen un contenido político serio y radical, con consignas que agiten el movimiento hacia la defensa activa de las reformas sino que buscan un comité de aplausos al gobierno. 

Esto ha llevado al descontento y la desorientación de los liderazgos locales que con esfuerzo intentan mantener la credibilidad pero pronto se ven avasallados por los acontecimientos y terminan repitiendo el discurso que escuchan en la cúpula, un ataque a lo que llaman el “pueblo” acusándolo de poco inteligente e inactivo. No hay una perspectiva crítica de su propia dirigencia que ha descuidado el trabajo organizativo concentrando sus movimientos en alianzas, tratos y negocios oportunistas para mantener el capital político sin importar el cómo.  

Por el lado de la oposición este comportamiento sólo le da fuerza a su ataque constante y le alienta a continuar su confrontación. Ayer mismo, después del escándalo por el cambio ministerial salió la encuesta de Invamer que señalaba una baja en la popularidad del jefe de Estado con una desaprobación del 57%. Por supuesto en redes se generaron toda clase de comentarios de cuadros  en contra del gobierno y aumentaron las noticias que muestran a un país tomado por el ELN. Aún así su proyecto político sigue sin conectar con la realidad del país y todavía son tímidos en sus pronunciamientos, seguro estarán vigilantes al desarrollo de los acontecimientos.  

Sin lucha no hay triunfo

El día anterior al cambio en el gabinete, desde el municipio de Zarzal Valle del Cauca, Gustavo Petro daba un discurso en el que exhibía su descontento y recordaba su compromiso con las clases oprimidas mientras señalaba que podían repartir tierras sin expropiar para atacar a su hoy ex ministra de Agricultura Cecilia Lopez, recalcando su perspectiva de un capitalismo más amable en el que los acuerdos entre clases son posibles . 

También entre los muchos ejemplos que dio habló sobre la guerra de secesión norteamericana y su similitud con la situación nacional. Concluyendo que el atraso de los latifundistas, apegados a las tierras malhabidas, nos llevaría a nuevas guerras y enfrentamientos. Por esa razón, para él, se debía llegar a un acuerdo de partes que hiciera avanzar al país por medio de la paz.  

No era un mal ejemplo el que usaba, no obstante, lo llenó de mitos patriotistas que hoy ya no son factibles por la crisis del sistema. La guerra de secesión sí fue un avance para el país estadounidense y efectivamente representó un avance en su sistema económico al definir claramente qué ruta iban a tomar: si la del esclavismo o la del industrialismo. Era un enfrentamiento entre los esclavistas del sur con una gran influencia en la economía y política norteamericana y la industria del norte que crecía a pasos agigantados. Muchos pasos pacíficos se intentaron antes de llegar a la vía de las armas pero todos se demostraron ineficaces para lograr su objetivo. El mismo Lincoln y varios de sus generales creían que se podía tener un punto medio entre las dos partes, sin embargo los hechos objetivos demostraron lo contrario y la agresividad del bando sureño llevó todo a un enfrentamiento que tuvo que resolverse en el campo de batalla y con el apoyo de los más pobres, entre ellos los hombres y mujeres esclavizados que ante el llamado a emancipación en 1863 colaboraron con la causa unionista. 

Hay una similitud entre la burguesía atrasada y con rasgos hacendarios de nuestro país contra el progresismo burgués que comprendió la necesidad de darle una presidencia a Petro para calmar los ánimos del Estallido de 2021. Sin embargo es exagerado pensar que la ruptura esté al punto de un enfrentamiento de semejantes características o que la burguesía más liberal determine empujar todo hacia una revolución en dado momento. 

Sobre todo vale la pena señalar que la lucha hoy va más allá de las meras reivindicaciones democráticas de la burguesía industrial. La verdad esto va mucho más lejos y encuentra su punto de partida en las movilizaciones de 2019 que surgieron del agotamiento de las clases oprimidas, mayormente la trabajadora. Para llevar esto a unas escalas cercanas al ejemplo de las guerras entre secesionistas y unionistas se debe comprender que es necesario luchar por las reformas sin cambios ni moderaciones desde las calles con unas bases organizadas y conscientes defendiéndolas de manera activa. Esto no se logra desconociendo el trabajo de las bases y su fuerza, ni mucho menos ignorando a la clase trabajadora, la juventud y su lucha. 

Es necesario que comprendamos la importancia de un partido de trabajadores para los trabajadores que lidere esa lucha y se despoje de ilusiones pequeñoburguesas. Sin embargo nada de esto es mecánico o mágico, es necesario para eso un trabajo molecular y disciplinado que comienza desde abajo y con la guía una dirección decidida formada bajo los principios del marxismo y con el objetivo claro del derrocamiento del sistema capitalista en búsqueda de una victoria socielista. Sólo la movilización de las masas, lideradas por la clase obrera lograrán un cambio verdadero y serán capaces de cumplir las tareas que la burguesía atrasada ha incum,pido por más de doscientos años.  Basta de jugarretas burocráticas. Arriba las luchas obreras por un cambio verdadero.

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Rosa Espinoza

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